Plan dominguero: ruta a Los Pilones de la Garganta de los Infiernos

la garganta del infierno

Es verano. Tal vez un verano atípico que nos ha pillado a todos por sorpresa donde quien manda es la incertidumbre. Un verano que no vimos venir y que tampoco tenemos demasiado claro hacia dónde va y, sin embargo, un verano que necesitábamos más que nunca. Un verano que se ha convertido en veranoterapia.

A este verano raro no le podremos pedir grandes viajes ni festivales de ensueño de esos en los que agotas tu energía y recargas pilas para el resto del año. A este verano, yo al menos lo que le pido es que me devuelva aquello de lo que me han privado y que más he echado de menos, y por eso, este va a ser un verano de reencuentros. De acercamiento social (con distancia de seguridad y mascarilla, claro).

Mirador del pantano

Hace unos años salí de mi zona de confort y me mudé a Salamanca y, de alguna forma, eché algunas raíces a las que aún hoy, ya de vuelta en Bilbao, siempre quiero volver. De aquella etapa, me llevo muchas cosas buenas y buenas personas que espero, me acompañen por siempre. También, de aquella etapa, me hice una asidua a fiestas de Plasencia y este, hubiera sido el tercer año que habría bajado a disfrutar de la alegría extremeña. En esta ocasión, por razones obvias, no hemos podido disfrutar de sus fiestas, pero sin duda, me he podido cerciorar de que el Valle del Jerte, es mucho más que una foto de postal en primavera.

Ante las altísimas temperaturas del Norte de Cáceres en pleno julio, lo cierto es que el plan que más apetecía era estar a remojo y por ello, buscamos un plan dominguero en el que cumplir nuestra misión: la elegida fue la ruta a Los Pilones en la Garganta de los Infiernos. Había estado en pleno florecimiento del cerezo y ya me quedé prendada de este lugar y, verlo en pleno verano, no ha hecho sino confirmar mis sensaciones: es un pequeño paraíso en el corazón del Valle del Jerte, que por cierto, fue declarado Bien de Interés Cultural en 1973.

En total, una Reserva Natural de 6.800 hectáreas rebosante de arroyos, cascadas, saltos de agua y piscinas naturales que dejan claro que no toda Extremadura es igual y que, como ya he dicho en otras ocasiones, se vende muy mal. El concepto que tenemos de tierras extremeñas sin antes haber ido, personalmente, creo que es erróneo y que arrastra un problema de comunicación que no le hace justicia… el Norte de Extremadura, que es lo que yo conozco, ¡es una maravilla!

Ruta a Los Pilones

Para llegar hasta la Garganta de los Infiernos tenemos dos posibles opciones, que ambas parten del Centro de Interpretación de la fauna y flora de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, a unos 37 kilómetros de Plasencia y en pleno Valle del Jerte. Una ruta es circular y comprende alrededor de 15 kilómetros en total donde se pueden disfrutar de impresionantes vistas de esta Reserva Natural, está señalizada en blanco y amarillo.

Ruta a Los pilones por el bosque

La otra opción que es la que nosotros elegimos, se trata de una ruta lineal señalizada en blanco y verde que suma los 3km de la ida y los 3km de la vuelta. Es una ruta muy sencillita y bien señalizada, en la que tardaremos alrededor de 45 minutos en hacer cada recorrido con vistas a nuestra derecha de la ladera de la Umbría y al Chorrero de la Virgen. El camino, como podéis ver en las fotos, atraviesa el bosque de robles melojos y castaños pero es muy accesible para cualquier tipo de persona. Algunos tramos pueden estar algo más empinados o ser más estrechos pero nada que con una paradita con la excusa de beber agua, no podamos resistir.

Sabremos que hemos llegado a la Garganta de los Infiernos porque allí, nos espera el puente que nos permite cruzar al otro lado de la Garganta y desde donde tendremos unas vistas espectaculares. Piscina tras piscina natural, conforman este espacio de agua cristalina donde, desde que pones un pie, estás deseando bañarte. Además, para mi sorpresa, ¡el agua no estaba fría! fresca sí, pero yo esperaba un agua congelada como en otras piscinas naturales en las que he estado y no fue el caso (aunque con estas temperaturas, no es de extrañar).

camino a Los pilones por el bosque

La naturaleza en tiempos de pandemia

Lo cierto, es que me recordaron un poco a Las Chorreras de Enguídanos, en Cuenca, plan dominguero al que soy asidua también y que no puede faltar en mis veranos en el pueblo. ¡Por cierto! aunque es obvio, no olvidéis los escarpines 🙂 Es verdad que el agua es cristalina y ves el fondo perfectamente, pero eso no quita el resbalón que te puedas llevar de souvenir. Creo sin duda, que un buen plan dominguero con estas temperaturas, es subir o bajar por las distintas pocitas que lo conforman y acompañar el día con un bocata y bebida bien fresquita en la nevera.

He de decir que, a raíz del coronavirus, las cosas aquí han cambiado (como en tantos otros sitios): ahora hay un aforo máximo de 150 personas en Los Pilones y no hay tiempo máximo de estancia. Es decir, cuando llegas, las personas que están vigilando te apuntan y, cuando hay hueco gritan tu nombre para indicarte que puedes entrar… vamos, igual que en un restaurante. A todo el mundo le toca esperar… salvo que decidas pagar; las empresas privadas que ofrecen tours, barranquismo u otras actividades, han incluido entre las mismas, una opción de pasar directamente sin esperar la cola. ¿El coronavirus ha traído consigo que privaticemos la naturaleza? ¿todos tenemos que mantener distancia de seguridad salvo que paguemos?

el puente de la garganta de los infiernos

Sin ser plato de buen gusto, no creo que a nadie nos importe esperar si es por nuestra seguridad, pero la privatización de la naturaleza me parece de un oportunismo con el que lo siento, pero no estoy dispuesta a colaborar! Por tanto, si como yo seguís pensando que la naturaleza es de todos y para todos y por tanto, optáis por esperar la cola, os recomendaré que vayáis a primera hora de la mañana o bien, al mediodía, que es cuando menos o ninguna cola os estará esperando.

Dos en uno y baño en el río

En nuestro caso, decidimos declinar la oferta del bocata por querer condensar en un fin de semana todos los planes que no habíamos podido hacer en tiempos de pandemia, así que optamos por hacer dos planes domingueros en uno. En esta ocasión, por la tarde, preferimos escoger algo de relax en el Jerte y, para ello, fuimos al Restaurante Nuevo Benidorm, desde donde puedes bañarte directamente en el río y estar la mar de a gusto. No es necesario consumir para ello, es simplemente para que lo tengáis como referencia de a dónde dirigiros, pero os diré, en cualquier caso, que es una más que buena opción para comer, cenar o picar de forma baratita y al aire libre.

las pocitas de los pilones

El fin de semana dio mucho más de sí, como también lo da El Valle del Jerte, pero ahora que he intentado recuperar YSIFLY, voy a tratar de contároslo más adelante. Tal vez, tenían razón aquellos que me decían que a YSIFLY aún le quedaba un último baile y me animaban a que siguiera poniendo en palabras, aquellas experiencias que se convierten en recuerdos y que te alimentan, cuando estás en medio de una pandemia y no puedes hacer nada más que soñar.

No sé si lo que faltaban eran fuerzas o planes, pero lo que sí tengo claro es que, mientras pueda, pienso acumular recuerdos de los buenos y de los que te hacen querer seguir adelante. De los que, cuando te acuerdas, sonríes. De los que, como este plan dominguero a los Pilones, volvería a hacer mañana con los ojos cerrados 🙂

Disfruten mientras puedan que nunca se sabe cuando una pandemia te va a volver a encerrar y a dejarte con las ganas y con lo puesto. Por si acaso luego es demasiado tarde, el día es hoy! 🙂

los pilones desde arriba

 

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