Viajar a Asia es viajar a otra realidad y darte cuenta de que, aunque seáis polos opuestos, hay más de lo que os une de lo que os separa.
Únicamente, he visitado hasta el momento Tailandia y China que, entre ellas, son las antípodas y, eso es lo que tenían en común precisamente: cada una a su manera, fueron lo opuesto a todo lo que me habían contado hasta la fecha.
Viajar a Asia es deconstruir tus esquemas, reaprender lo que crees que es sabido y entender la magnitud del mundo y tu pequeño tamaño. En Asia, te das cuenta de que existe una realidad completamente diferente a la tuya, y no sólo eso, sino que son muchas pequeñas realidades tan fascinantes o más, como las que conoces hasta ahora.
Asia es un golpe de realidad a base de contrastes. Es comenzar a entender el mundo y sus particularidades. Es cuestionarte lo que hasta ahora ni te planteabas. Es ver que en un mismo planeta, hay varios mundos y que por mucho que hayas viajado por Europa o América incluso, jamás habías comprendido qué es eso de culturas diferentes.
Asia es un aprendizaje en cada esquina y una invitación constante a abrir la mente. Asia, yo quiero volver a volarte para reencontrarme.