Plan dominguero: subida al Kolitza desde Balmaseda

Ermita de Kolitza

Acabado el verano y, antes de que el frío apriete, los planes domingueros parecen la mejor opción de fin de semana en este 2020 raro sin demasiadas alternativas. Por ello, y teniendo en cuenta lo afortunados que somos de vivir donde vivimos con tantísima variedad de montes para elegir, hemos decidido tratar de coronar aquellos que todavía nos faltan: el último, subida al Kolitza desde Balmaseda.

  • Tiempo | 4,5 horas con calma
  • Distancia 14 kilómetros
  • Dificultad | Media
  • Altura | 879 metros

Balmaseda

Kolitza, primero de los bocineros

Kolitza, Ganekogorta, Gorbea, Oiz y Sollube. Estos son los cinco montes bocineros: las cumbres de Bizkaia desde las que, mediante señales sonoras y luminosas, se convocaban antaño las Juntas Generales del Señorío de Bizkaia. Las cimas mencionadas, son visibles desde prácticamente, todo el territorio y, por ello, desde la Edad Media y con bocinas hechas con cuernos, eran capaces de comunicarse de punta a punta en aquellos tiempos.

Hoy por hoy, cada vez que subo a alguna de estas cimas, u otras (no sin antes, haber sudado lo mío en el camino), no deja de sorprenderme que antaño pudieran comunicarse de esta forma y que, lo que para mí parece estar tan lejos, para ellos estuviera a tan sólo un par de hogueras y bocinas de distancia. Qué forma de hacer fácil lo imposible y qué manera tan eficiente de aprovechar sus recursos. A veces parece que con los años, hemos ganado en todo a costa de habernos vuelto algo inútiles por el camino.

Subida al Kolitza

Los montes bocineros, son los que han marcado mi nuevo curso y, mi objetivo ahora desde que sé que existen, es coronar los que me faltan: así pues, como el Gorbea ya lo conozco, el Kolitza ha sido el elegido para ser el primero de mis bocineros. Un pico de referencia de las Encartaciones para los montañeros que realizan la travesía entre Balmaseda y San Pelayo en los Montes de Ordunte que, como curiosidad, os diré que el récord de ascenso y bajada, está en unos 50 minutos. (Tiempo parecido que yo le dediqué simplemente a la cima, para comerme mi hamaiketako y disfrutar de las vistas) 😀

Ascenso a la cima

A la hora de hacer esta ruta, podemos hacer ida y vuelta por el mismo camino, o bien, optar por la ruta circular que nosotros elegimos que, si bien es algo más larga, nos permitió coronar también el Tueros en el camino (633 metros). Dos en uno para una bonita mañana de domingo.

Cima monte Tueros

La ruta hacia el pico más emblemático de Enkarterri, comienza en Balmaseda, primera Villa de Bizkaia y un precioso municipio que os animo a todos visitar, si todavía no lo conocéis (su mercado medieval y su Semana Santa son un clásico entre los eventos del territorio que hay que visitar). Os llamará especialmente la atención su puente romano, que data del siglo XII-XIII.

Aparcamos en el parking gratuito que encontramos en la entrada del pueblo, antes de cruzar las vías del tren, y nos dirigimos por la calle Arroyo hacia el Barrio de Pandozales, donde comenzaremos nuestra ruta, dejando a nuestra izquierda el Ayuntamiento del municipio. Durante los primeros metros de ascenso, apenas notaremos la subida, mientras vamos viendo a nuestro alrededor, preciosas casas típicas en medio de la nada en las que cualquiera, preferiríamos confinarnos.

Camino de la izquierda

Seguido, comenzaremos a ascender por un camino (izquierda) entre hayedos y marojales, que no tendrá pérdida ya que todo el camino está muy bien indicado con señales blancas. En nuestra ascensión, tuvimos que cruzar una carretera donde había varios vehículos parados que parecían de cazadores y continuar seguido por el bosque, como veníamos haciendo hasta ahora.

Tras unos metros, la pendiente es algo más acusada y los árboles dejan de hacernos sombra por lo que, si os ocurre que os pilla un día como nos pilló a nosotros, empezaréis a pasar bastante calor por el camino. A cambio, empezaréis a tener un anticipo de lo que nos espera en la cima, con unas preciosas vistas en nuestra ruta.

Cima del kolitza

Continuando por nuestra senda, volveremos a cruzar otra carretera de gravilla para adentrarnos en la recta final: un camino de zig zag bastante empinado en el bosque donde tengo que reconocer, que sufrí bastante. No creo que sea un monte más duro que otros en los que haya estado y, de hecho, le he puesto dificultad media… pero sí que la temperatura, o el ritmo que llevamos, me pasaron factura.

Al final, el camino se estrecha hasta que divisamos en la cima la Ermita que nos indica que hemos llegado al final de nuestro camino, o al menos, a nuestro objetivo: estamos en la cumbre del Kolitza. Un par de tragos de agua después, es cuando te das cuenta de que el esfuerzo, una vez más, ha merecido la pena: a nuestros pies, Bizkaia, Cantabria y Burgos y, a nuestro alrededor, el silencio. Esa libertad que, ahora más que nunca parece coartada en nuestros barrios y ciudades y que sin embargo, la naturaleza nos la devuelve una vez más. Esa sensación de ser pequeño ante todo lo que tenemos alrededor y, a la vez, grande por afortunados. Ese momento en el que te tiemblan las piernas por el cansancio y, sin embargo, es una fuente de energía que te hace recargar las pilas como nada. Esa calma y esa paz, que sólo dan el monte y el mar.

Vistas desde el Kolitza

Ermitas y neveras

Al borde del barranco de Kolitza, en la cima, nos espera la Ermita de San Roque y San Sebastián de estilo protogótico con características románicas, como otras vecinas del Valle de Mena (Burgos). Aunque la Ermita fue construida entre los siglos XIII y XIV, fue destruida durante la Guerra Civil. Y es que, el 29 de junio de 1937 las tropas franquistas tomaron Balmaseda y el ejército vasco se organizó entre los montes Kolitza y Alen. Fue precisamente en la cima del Kolitza y con la Ermita como testigo y escudo, donde tuvo lugar una batalla con peor resultado para la resistencia y, finalmente en 1949, se reconstruyó, dándola por inaugurada un 11 de septiembre de 1949, habiendo llevado a los santos a hombros desde Balmaseda.

Muy cerca de la Ermita, nos encontraremos La Nevera que, personalmente, me pareció de lo más curioso. Se trata de una nevera natural que fue construida en 1620 y que servía para mantener fríos los alimentos con la nieve como motor en lo más profundo del sistema. Lamentablemente, no duró mucho dada la falta de tan preciada nieve en la época y, finalmente, se rehabilitó como refugio para los montañeros.

La nevera de Kolitza

Vuelta a la realidad

Como os he adelantado, nosotros decidimos hacer la ruta circular en lugar de lineal, para poder así volver por otro camino. He de decir, que esta segunda parte se me hizo más larga que la subida pero que, a cambio, pudimos corona también el Tueros, más por improvisación que por organización.

La mayor parte de la bajada, la hicimos por camino de gravilla, en un zig zag menos acusado que, finalmente, se juntó con la ruta que habíamos comenzado en Pandozales. Si bien es cierto que, los últimos metros, decidimos atravesar el bosque para recortar unos metros y, aunque el camino estaba bien marcado y no había lugar a pérdidas, tal vez con lluvia, hubiera sido algo más resbaladizo y peligroso.

Bajada en zig zag

El broche final a este plan dominguero que os recomiendo, lo puso el pintxo que nos comimos en la plaza de San Severino de Balmaseda. Porque la cima, puede que sea el objetivo de nuestro plan dominguero, pero realmente, lo importante es disfrutar del camino 🙂

No sé cuántas semanas atípicas le quedarán a esta nueva normalidad a la que no terminamos de acostumbrarnos. Lo que sí sé, es que, entre tanto, los planes domingueros seguirán siendo refugio y guarida de esta burbuja en la que nos ha metido el 2020 y que la naturaleza, siempre será quien nos dará cobijo y la libertad que tanto echamos de menos. ¡Nos vemos en el siguiente plan dominguero! Hasta entonces, ponte la p*** mascarilla!

Equipo Kolitza

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