No sé si quedarán o no días de verano, pero para lo que sí que hay tiempo siempre, es para los planes domingueros. Con lluvia, frío o calor… aprovechar el día haciendo algo con lo que irnos a dormir agotados, pero con la sensación de haber aprovechado el día y disfrutado, siempre será la opción favorita en YSIFLY.
Por eso, hoy escribo este post feliz tras haber coronado uno de los que estaban en mi lista de tareas pendientes y que ganaban posiciones en los planes domingueros a realizar tras el confinamiento: el Eretza ha sido testigo de nuestra última ascensión.
- Tiempo | 4,5 horas
- Distancia | 14 kilómetros
- Dificultad | Alta
- Altura | 881 metros
En la margen izquierda de nuestro querido botxito, el gigante Eretza nos hace tocar el cielo con los dedos en Las Encartaciones. Se trata del pico más alto de los Montes de Triano, la cadena montañosa que abarca desde Barakaldo a Galdamés, pasando por el Valle de Trápaga y Ortuella entre otros. También llamado Grumeran o Alto de Galdames, esta cadena y sus montes albergaron durante años, alguno de los yacimientos mineros más importantes del Sur de Europa a la izquierda del río Cadagua.
Precisamente, en el discurrir del Río Cadagua, únicamente el Macizo del Ganekogorta supera en altitud al Eretza que, con su esbelta figura y su inconfundible cortafuegos, domina las Encartaciones con permiso de sus vecinos (y planes domingueros) Ganeran, Pico de la Cruz, Mendiola o Aldape entre otros.
Probablemente, si has oído hablar de la cumbre más elevada de la Sierra de Sasiburu, será gracias a su archi-fotografiado cortafuegos, un clásico entre los perfiles de Instagram de los mendizales vascos. Sin embargo, que lo bonito de esta postal no le quite protagonismo a las impresionantes vistas que alcanzaremos en su cima, con todo el Gran Bilbao a nuestros pies en una panorámica que quita el hipo. Y, lo mejor de todo, es que si no lo sabes, no te lo esperas… al menos, en la ruta que nosotros hicimos, pero eso te lo contaré más adelante:
Subida al Eretza
Es importante tener en cuenta que, para subir al Eretza existen diferentes opciones en rutas tanto circulares como de ida y vuelta así como con distinta duración. La ruta que nosotros escogimos es lineal: es decir, empezamos y acabamos en el mismo lugar desandando el camino recorrido, y el punto de partida en nuestro caso, fue Sodupe.
Desde esta ruta, no se atraviesa el cortafuegos sino que se ve desde la cima. Otros puntos de partida para coronar la cima y, en algunos de los cuales sí se atraviesa son Güeñes, El Regato, Cruces y Zaramillo. En total, nosotros tardamos en hacer la ruta unas 4 horas y media, tomándonoslo con calma y disfrutando del camino. Veréis, que en el resumen de la ruta, he puesto que la dificultad es alta: bien, el camino es muy sencillo, pero hay cuestas muy empinadas, sobre todo en el tramo final, por lo que, aunque podría ser perfectamente una ruta media, creo que sí que hace falta un mínimo de preparación, de aguante, o al menos, de ánimo, para llegar a la cima… digamos que con dignidad. Nada que con paciencia y pasito a pasito, ¡no se pueda lograr!
En total, todo el recorrido fueron unos 14 kilómetros de ida y vuelta, aunque tengo que decir que, en nuestro caso, fueron algo más al andar unos metros por una ruta que se cruzaba con la nuestra y que os detallaré bien a continuación para que no os ocurra, ya que creo que la confusión es bastante habitual.
El recorrido
Como adelantaba, nuestra ruta comenzó en Sodupe: nada más entrar en el municipio, nos encontramos con un par de zonas de aparcamiento donde podemos dejar el coche y, ahí mismo, encontraremos muy bien indicado una señal que nos indica por dónde hemos de comenzar la ruta al Eretza.
El primer kilómetro lo cogemos con ganas, y probablemente, por eso no notamos tanto lo empinadas que son las cuestas que nos reciben y que ya nos van avisando de lo que está por venir (>25%)… pero no os preocupéis, pasadas las dos primeras cuestas, el camino es bastante más plano (por ahora) 😉
De momento, este camino será todo por asfalto, hasta llegar al pequeño barrio de Lejartza y la Ermita de San Bartolomé. A partir de aquí, acaba el asfalto y el camino continúa siendo igual de ancho, pero de tierra y con un bosque algo más frondoso a nuestro alrededor. Si continuamos por este camino, llegaremos al cruce que os comentaba en el que nosotros nos confundimos: hemos de ir por la derecha (hacia donde marco con el palo en la siguiente foto). Nuestro fallo vino porque vimos en un palo, unas indicaciones blancas y amarillas que nos indicaban que debíamos de ir hacia la izquierda y habíamos leído que las indicaciones al Eretza eran de estos colores… pero se trata de indicaciones para otra ruta; coincidimos con otros primerizos en el camino que les había ocurrido lo mismo, así que repito: por la derecha 🙂
Por aquí, el camino continúa sin dificultad aparente, aunque el sol nos aceche con mayor certeza al haber menos árboles que nos hagan sombra por el camino. De nuevo, llegaremos a un cruce pero esta vez, encontraremos una señal que nos indique claramente cuál es el camino hacia Eretza, así que simplemente, hemos de seguir las indicaciones y continuar hacia delante, viendo a nuestra derecha la cima.
Cruzaremos una valla, dejando a nuestra derecha un camino que marca «Sodupe» distinto a por el que hemos venido (en el que los vehículos no podían pasar atendiendo a las indicaciones). A partir de aquí, será cuando comencemos a notar de golpe la ascensión: entraremos en un camino en zig zag con el que rápidamente subiremos muchos metros, sobre todo en la última cuesta… a ojo, diría que fueron unas cuatro o cinco curvas, así que ¡ánimo!
Lo que sí que diré es que, por este camino puede que no haya sombras pero sí una vegetación de lo más bonita y unas vistas que ya nos van anticipando lo que podremos ver desde arriba, con el Eretza a nuestra derecha.
Una vez acabado el zig zag, nos encontraremos otra valla, a partir de la cuál, tendremos que andar por una zona rocosa durante unos 10 minutos no llega, hasta llegar al Refugio. El camino, en la zona de las rocas, lo podremos identificar por las señas blancas y amarillas que encontraremos bien marcadas porque, al menos, en nuestro caso, apenas nos cruzamos con mendizales en el recorrido.
Una vez acabado este tramo, encontraremos a nuestra izquierda el refugio donde para nuestra alegría, hay una fuente con agua potable esperándonos para recargar las pilas y la botella, porque el agua no se le niega a nadie ( 😉 ). Aquí, veremos que también hay merenderos y, por lo que pudimos ver, es posible llegar hasta este punto en coche.
Tras reponer fuerzas, nos disponemos a enfrentar el tramo final y, a la vez, el más duro de todo el recorrido: la gran subida (o las dos). Es posible ahorrarnos la primera bordeando por el camino de gravilla, pero por lo que tengo entendido, el recorrido es mucho más largo y, campo a través, atajamos mucho.
No tiene pérdida ya que es todo hacia arriba en una pared con algún que otro socabón que, a priori parecerá que no podemos subirla, pero qué satisfacción cuando llegamos a la zona plana. Personalmente, os recomendaría que la subierais haciendo zig zag para evitar cargar las piernas y por comodidad, pero aquí, cada maestrillo su librillo.
Cuando lleguemos a la zona plana, agotados y con las pulsaciones un pelín aceleradas, ya sí que veremos la cima en lo alto, de la que nos separa otra cuesta muy empinada de nuevo. Este último tramo, a mí me recordó a la última cuesta del Gorbea… así que ánimo, que ya casi lo tenemos.
Y ahora sí que sí, con el corazón a 200 y las piernas temblando, llegamos a la cima y, si pensábamos que las vistas iban a ser todo lo que estábamos dejando atrás y que ya íbamos intuyendo por el camino…nos encontramos ante una panorámica impresionante con Bilbao a nuestros pies y el mar de fondo. Porque como todo, lo mejor siempre está por venir y, aunque el camino cueste (mucho), a veces merece la pena el esfuerzo.
Así pues, no me queda otra que recomendaros subir al Eretza si no lo habéis hecho todavía: planes domingueros en los que agotarnos físicamente pero recargar pilas como en ningún sitio 🙂
Periodista especializada en Marketing Digital y Big Data y nómada empedernida por naturaleza: YSIFLY es el lugar en el que hablo sobre mis ganas de no quedarme con las ganas de nada