Pekín express no es el programa de la TV, ellos lo hacen con calma en comparación a cómo descubrimos nosotros esta ciudad. No obstante, cuando el tiempo es limitado, hay que darse prisa y… tengo que decir que, aunque me hubiera encantado darle un par de días más a Pekín, es posible verlo en dos días. Te cuento cómo:
Para ir a Pekín optamos por el tren de alta velocidad. El precio de los vuelos era similar pero queríamos probar cómo era esto de viajar a 500 kilómetros por hora y los precios eran muy similares a los vuelos (lo que equivale a 75€).
Partimos de la estación de tren de Hongquiao y, cuando creíamos que era imposible, la seguridad china volvió a sorprendernos con rigurosos controles de seguridad en la propia puerta de la estación (cacheando a niños de unos 5-6 años). Una estación tremendamente fácil para cualquier viajero independientemente de su procedencia. El tren bala no defraudó: larguísimos trenes, muy espaciosos (incluso en segunda clase, billete que cogimos nosotras) en los que, pasas de 500 kilómetros por hora a 0 con una suavidad que es imposible que te perturbe el sueño. Algo que sí que consiguen los constantes anuncios por el altavoz, por otro lado.
En cuanto pusimos un pie en Beijing nos dimos cuenta de que realmente, estábamos viajando por China: aquello, sí que era lo que nos habían contado del gran gigante asiático. Para empezar, las aglomeraciones:subía el número de chinos por metro cuadrado. Se acabó lo de los retretes occidentales en las estaciones de transporte para los viajeros que pueda haber, vuelta al clásico agujero en el suelo.
Nuestra base de operaciones
Para ir hasta nuestro alojamiento, cogimos el metro que goza de mismos precios que en Shanghai y, aunque es un poco más complejo, sigue siendo relativamente sencillo moverse en metro. El problema viene cuando, una vez llegas a tu parada, hay hasta 8 salidas diferentes hasta la letra H del abecedario. Hay unos mapitas donde intentan explicarte por cuál sales pero, si te equivocas en la ruta… no hay marcha atrás, así que esto es mejor traérselo mirado desde casa.
Como base de operaciones escogimos el hostal Beijing Templeside Lianlian Hutong Guest House, una decisión no tan acertada como la que habíamos tomado en Shanghai. Para nosotras, que somos muy de andar, el hostal está algo alejado del centro (recomiendo buscar cuanto más cerca de la Ciudad Prohibida, mejor). Para compensar, el hostal estaba ubicado en un Hutong, un barrio tradicional chino, lo que aunque a primera instancia pueda dar un poco de miedo por la noche, es totalmente seguro y tiene mucho encanto. El hostal, pequeño pero con todos los servicios, tenía una terracita muy mona en el tejado donde disfrutamos de nuestro ratito de relax por las tardes. En definitiva, creo que podríamos haber encontrado un alojamiento más cercano al centro pero que, si esta era la opción que teníamos, tampoco estaba tan mal para poder sentir la experiencia de vivir en un hutong por unos días.
Definitivamente, Pekín express
Habíamos cogido el tren por la mañana y, aunque nuestra idea era poder visitar la Ciudad Prohibida antes de que cerrara (15:00), las numerosas y complejas salidas del metro nos lo pusieron muy difícil por lo que tuvimos que conformarnos con verlo por fuera 🙁
Por lo que habíamos leído, es una visita obligada en Beijing pero no por ello, una maravilla pero… para qué nos vamos a engañar, nos dio mucha pena perdérnoslo. Es lo que tiene viajar contrarreloj y querer exprimir demasiados sitios en poco tiempo.
Paseamos por el parque Beihai, por la impresionante plaza de Tiananmen, fuimos al Templo del Cielo y a un mercado de falsificaciones que está muy cerquita pero que ojo, cierra a las 19:00. Conocimos también la parte más urbanita en Wangfujing y nos topamos con un mercado callejero muy chino con el que no contábamos, en el que triunfaba la comida callejera y entre los pintxos, muchos insectos (que no nos atrevimos a probar, parecían muy poco apetecibles).
También aprovechamos para ir al Mercado de la Seda donde nos costó diferenciar qué era falsificación de qué era “real” ya que las propias tiendas no son a lo que estamos acostumbrados cuando pensamos en falsificaciones. Es fácil distinguirlo: cuando tienen una calculadora en la mano para regatear o cuando no dejan que te vayas de la tienda. Hay que pagar como mucho, la cuarta parte de lo que te dicen… Por la noche fuimos a Houhai Lake donde nos sorprendió el buen ambiente que había y los modernos restaurantes, la música en directo de los bares, y donde tuvimos un primer y fugaz contacto con la curiosa fiesta pekinesa.
Por último, Beijing nos hizo un regalo en forma del Palacio de Verano, una visita “obligada” donde disfrutas de la China más elegante y exquisita entre jardines, templos y palacios.
Muralla china
Habíamos leído que había tres a las que se podía acceder desde Beijing y optamos por la que estaba a media distancia por varios motivos: había menos gente que en la más cercana, no estaba tan lejos como la última y, lo mejor de todo: ¡bajas en tobogán! Así pues, decidimos ir a Mutianyu.
Hay transporte público pero teníamos el contacto de un taxista que habla inglés de unos amigos que habían estado así que le llamamos y el día anterior, quedamos con él y pactamos el precio para que nos recogiera en el hotel + Muralla China + Palacio de verano por 600 yens. El precio de la entrada era relativamente barato y más, con carné de estudiante (cualquier carné pasa como carné de estudiantes, apenas lo miran). El precio sube un poco más si coges tobogán, pero obviamente… lo coges y en total creo que el precio fue 15€.
Se puede subir en teleférico pero mi recomendación es subir andando; es cierto que cansa y son muchas escaleras… pero la gracia está en “sufrirla” y disfrutarla a la vez paseando a través de su historia.
Si soy 100% sincera… la Gran Muralla China no fue lo que me esperaba. Si me pongo a pensar en su historia, me impresiona muchísimo y así es como iba hacia allí. Si me pongo práctica, creo que hay demasiadas expectativas. Ojo, no digo que sea una decepción… pero supongo que me esperaba algo más. La vegetación llega hasta arriba por lo que hay que imaginarse la altura de la muralla y el tramo por el que nosotros paseamos, tendría unos 4 metros de ancho y la piedra por la que pisamos estaba totalmente renovada por lo que no tenías esa sensación “histórica” que creíamos que íbamos a tener. Aparte, las fotos que estamos acostumbrados a ver de la Muralla… siento decir, que no son reales. Bien fuera por la contaminación o por la propia neblina, no se veía nítido así que la espectacularidad era mucho menor…
¡Pero nos esperaba el tobogán para el final! Una recomendación… intenta hacer todo el tiempo posible antes de lanzarte para que avancen los de delante de ti y así no te frenen 😉
Si te pasa algo en la otra parte del mundo, ¡al menos que tengas la seguridad de que todo va a salir bien!
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Periodista especializada en Marketing Digital y Big Data y nómada empedernida por naturaleza: YSIFLY es el lugar en el que hablo sobre mis ganas de no quedarme con las ganas de nada
¡Hola Marta!el 27 de julio nos vamos a China y tu blog nos está ayudando un montón para organizar nuestras visitas! Si puedes me gustaría que me pasaras a mi email el contacto del taxista con el que viajasteis en Pekín.
Muchas gracias!!
Hola Sandra!! Cómo me alegro, qué bien que os sea de utilidad 🙂
Claro, pásame tu email o escríbeme a marta@ysifly.com y te paso el contacto 🙂
Y si necesitas algo más, dime a ver si os puedo ayudar. Muchas gracias, un saludo!
Hola Marta ! Cómo estás ? Podrías pasarme el contacto del Taxista por favor ? Mi mail es aldy.m.bisio@hotmail.com
En que mes fueron a Pekín ?
Gracias
Hola! Nosotras fuimos en mayo 🙂
Te envío su contacto por email, muchas gracias por tu mensaje! Un saludo