Cuando comencé este blog, lo único que tenía claro es que quería escribir. Me apetecía hablar sobre aquellos lugares, momentos o personas que, de alguna forma, hubieran sido especiales para mí: quería hacerlos eternos. Pero la verdad es que jamás me planteé escribir sobre una temática u otra en concreto… que para ser honestos, suele ser lo habitual.
Y comencé a escribir, y las páginas de este blog, aunque tienen alguna que otra reflexión, se llenaron de viajes y de planes. Muchas veces he pensado en publicar aquí pensamientos que escribo sobre cualquier cosa, incluso poesía, pero por algún motivo… esa puerta de mí, me resisto a abrirla. No es que me aterre o avergüence, es que simplemente es muy mía y prefiero guardármela para mí.
Por eso, supongo que de lo que más hablo es de destinos y planes y, probablemente, este sea el terreno en el que me sienta más cómoda, más segura, más yo. Me encanta viajar, me encanta perderme y encontrarme, me encanta hacer planes e irme a dormir con la sensación de que he aprovechado el día, me encanta descubrir cosas nuevas, sentirme activa y decir sí, a todos los retos que me planté la vida. Me equivocaré en cientos de ellos, pero vivo convencida de que el mayor error es no intentarlo.
Lo cierto es que, de alguna forma, para muchos YSFLY se ha convertido en un blog de viajes y esto jamás fue mi intención. Siempre digo que hay muchos y muy buenos, y yo sólo soy una aficionada que, aunque haya recorrido más kilómetros de los que recuerdo, me quedan miles por andar todavía.
YSIFLY podría haber sido un humilde blog de viajes y, probablemente, tendría muchas más visitas de las que tiene ahora. O podría haber sido un blog mucho más íntimo y personal, en el que me abriera de paz en paz y me animara a sacar esa parte de mí que dejo para mis libretas. Pero esto es lo que hay, y esto es lo que soy.
Dicen, que para tener una vida completa, has te tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Tiendo a pensar que, quien dictó esta sentencia, incluiría los blogs en esta afirmación si viviera en la era de la digitalización.
Por eso, vive YSIFLY. Y vive de sensaciones. Y es mi mundo del que habla. Y, aunque no cuente qué ver en un sitio, cuenta cómo me sentí en él. Y, aunque no me abra en canal, son mis sentimientos los que llenan las líneas de este blog. Y, con todo el respeto para el lector/a al que agradezco enormemente su cariño y tiempo… la verdad es que me dan un poco igual los números de visitas o sesiones al blog. YSIFLY vive porque se ha convertido en una parte de mí y, en cierta forma, hace mi vida un poquito más completa.
Así que este es mi mundo, y estas son mis sensaciones al descubrirlo. Estáis invitados e invitadas 🙂