Plan dominguero: excursión a San Juan de Gaztelugatxe

He perdido la cuenta de las veces que he estado en San Juan de Gaztelugatxe, sólo sé que cada día que lo visito, me gusta más. Hasta hace bien poco, esta ermita se conservaba como uno de nuestros grandes secretos: no todos lo conocían, pero quien lo descubría, quedaba maravillado. De hecho, era el lugar perfecto para llevar a las visitas que decidían conocer el Norte de la península y sorprenderles con un sitio algo inusual y en cierta forma, mágico. Bueno, era y lo sigue siendo, porque las cosas han cambiado, pero su belleza me sigue pareciendo incalculable.

Desvelando secretos

Es curioso, pero hace unos años, cuando ibas, siempre oías el nombre de Ane Igartiburu en alguna conversación ajena. No es casual, se casó allí con Igor Yebra y, a priori, parecía el gran hito de este enclave, como digo, tan nuestro. Tan de Euskadi. (No le quito mérito a subir por las escaleras en tacones y con vestidazo, ojo).

San Juan de Gaztelugatxe

No obstante, parece que una cuidadora de dragones, le ha arrebatado todo el protagonismo y, en un Juego de Tronos, le han desvelado uno de nuestros mejores secretos al mundo.  Han cambiado la ermita por un impresionante castillo y le han llamado Rocadragón y así, como quien no quiere la cosa, se ha convertido en el escenario más importante de una de las series más vistas a nivel mundial, según la CNN. Ahí es nada.

Esto nos enorgullece, claro, pero creo que también miramos con recelo lo que ha generado. Desde que la serie anunció que escogía este escenario para las grabaciones, San Juan de Gaztelugatxe se ha convertido en un foco de atracción turística que no deja de recibir curiosos buscando dragones y a un tal Jon Snow y maravillándose ante tal estampa (sí, no he visto la serie ni de refilón). De hecho, hasta se han planteado limitar los accesos en según qué fechas del año (se puede reservar ticket gratis aquí) o cobrar entrada (para preservar la localización o sacar tajada, ese es otro debate). Que no se me malinterprete, esto es genial para la zona a nivel económico, genera empleo y riqueza y eso, desde luego, siempre es bienvenido.

Las escaleras

Pero no sé, creo que una parte de nosotros sigue añorando aquellos planes domingueros hacia San Juan de Gaztelugatxe donde apenas había gente y, con quien te cruzabas, amaba tanto a ese sitio como tú: ese rincón tan nuestro. Es como si hubieran desvelado nuestro secreto mejor guardado.

Plan dominguero

San Juan de Gaztelugatxe se encuentra a tan sólo 35 kilómetros al Este de Bilbao en un espacio protegido y muy cerquita de Bermeo, del que hablaremos más adelante. Como dato, la carretera es una gran enemiga para los que, como yo, se marean con facilidad… así que tomároslo con calma entre sus curvas y disfrutad del paisaje. Podréis llegar por la B-631 hasta  Bermeo o bien, desviaros antes por la B-2101 hacia Baquio. También es posible llegar en bus con Bizkaibus, aunque mejor ver los horarios en la propia web de la Diputación ya que cambian según la estación del año.

Las escaleras

Antes del «gran descubrimiento», podías llegar hasta abajo en coche y, aunque no aparcar porque los sitios eran limitados, estaba bien para dejar o recoger a personas con menos movilidad. Ahora, han habilitado dos parkings gratuitos (de momento) en la antigua carretera, junto al restaurante Eneperi, donde hay un tercer parking pero sólo para clientes.

Para bajar hasta el inicio de la carretera, hay un par de opciones que os cuento:

  • El camino corto: es un estrecho camino forestal que parte desde el restaurante. Combina escalones, barro, zona asfaltada, zona de tierra y, sobre todo, muchos turistas porque es la opción A por lo general. La verdad es que para gente mayor, niños o con movilidad reducida, no me parece lo más adecuado… supongo que es cuestión de tiempo que hagan esto más accesible.
  • El camino largo: se trata de bordear por una carretera asfaltada en la que no pasan vehículos y hay miradores para disfrutar de la ruta. Tal vez, la vuelta después de todas las escaleras no es lo más apetecible, pero es un buen plan B para la ida sin dudas.

Alrededores del islote

Y una vez llegamos abajo, ante nosotros, los 241 escalones y una imagen verdaderamente espectacular. No exagero: este lugar es la hostia. Cuántas veces he viajado tratando de encontrar los lugares más increíbles del mundo y qué cerquita tengo uno de ellos. Y no es sólo la ermita, es el propio enclave: el agua cristalina a sus pies, los acantilados protegiéndole, los flysch dibujando el camino y la inmensidad del mar tras de sí.

Un poco de historia

La ermita que veremos cuando lleguemos a la cima, no es la original, que data del siglo IX. Tuvo que ser reconstruida en muchas ocasiones, porque las batallas, incendios e incluso, los piratas, hicieron de las suyas en esta joya de Bizkaia. De hecho, se cuenta que también se convirtió en convento y hasta en lugar de encierro para acusados de brujería por la Inquisición. (De brujería a dragones, ¿todavía no creéis que sea mágico este sitio?).

San Juan

Finalmente, en 1978 optaron por derribarla, para reconstruirla tal y como la conocemos ahora, en 1980. Como anécdota, durante la demolición, decidieron que lo mejor que podían hacer era tirar al agua todos los objetos antiguos que encontraron (monedas, bolas de cañón…).

Cuenta la leyenda que San Juan llegó a Bermeo y, en tan sólo tres zancadas, llegó al islote dejando a su paso tres huellas con cada pisotón. La última de ellas fue en el último escalón y él mismo fue quien mandó construir la ermita. Es por ello que la tradición manda hacer sonar la campana en tres ocasiones como tributo a las tres zancadas para pedir un deseo o ahuyentar los espíritus. Por algún motivo que desconozco, la gente piensa que son 7 o 13 veces las que hay que tirar de la cuerda y no tres… así que, si cuando vayáis, os encontráis una larga cola de gente esperando y tocando sin parar la campana… no os sorprendáis.

Ermita cuerda

Diré que mi deseo por el momento no se ha cumplido, así que pensaré que los malos espíritus no forman parte de mi vida a cambio 🙂

Hay algo que muchos desconocen de San Juan de Gaztelugatxe: la amatxu de Begoña también vela por nuestro rincón. En el fondo del mar junto al islote, existe una imagen de la Virgen de Begoña desde 1963 a la que se hacen ofrendas en momentos señalados del año. Sólo apta para buceadores.

¿Y se puede entrar?

Al refugio que hay allí sí, sin problema. De hecho, probablemente haya alguien vendiendo souvenirs, tocando la guitarra y cantando o comiéndose un bocata. Sin embargo, para entrar dentro de lo que es la ermita y fotogarfiarla, hay que pagar 1€ y está abierta sólo en momentos determinados del año: actos religiosos y turísticos, festivos Semana Santa y verano (martes a sábado de 11:00 a 18:00 y domingo de 11:00 a 15:00).

Foto a cuatro

Como he adelantado antes, la cantidad de turistas que van desde Juego de Tronos es tremenda y, por ello, en las fechas de mayor afluencia, sí que es preciso reservar ticket para poder subir las escaleras y llegar a la ermita. Se trata de una entrada gratuita, pero es la forma de limitar la cantidad de gente. Puedes reservar tus entradas para Semana Santa, verano, puentes… aquí.

Y luego qué

Si me preguntas qué es lo que más te gusta de Euskadi, me costará elegir, pero probablemente te aconseje algunos de los pueblitos costeros antes que las propias capitales. Creo que tienen un encanto particular que sólo existe aquí y que guardan la esencia de una tierra con tanta historia, cultura y patrimonio.

De camino

Por ello, lo primero que te recomendaré tras visitar San Juan de Gaztelugatxe, es acercarte a comer a Bermeo. Se trata de un colorido pueblo costero y de tradición pesquera situado en plena Reserva de la Biosfera del Urdaibai y a tan sólo, 10 kilómetros del citado San Juan de Gaztelugatxe.

Su puerto viejo y la zona antigua son sólo en anticipo de todo lo que puedes encontrar en los pueblos vecinos. Depende de si te quedas con un plan dominguero o si este post te ha inspirado, y así espero que sea, una visita a la zona, por lo que entonces te diré que no puedes irte de aquí sin visitar Mundaka, Zarautz, Zumaia, Getaria, la propia Reserva de Urdaibai, Elantxobe, Lekeitio... y paro porque me podría alargar bastante presumiendo de Euskadi y, por qué no, desvelando algún que otro secreto.

Bermeo

No sé cuándo será mi próximo plan dominguero a San Juan de Gaztelugatxe, no sé si será con una visita de amigos o familia, si será mi plan de tarde redescubriéndolo por enésima vez, si iré a ver atardecer allí, o si tal vez escoja el día de San Juan en un alarde de postureo en festividades como antaño… lo que sí sé es que volveré. Y lo haré una y otra vez y volveré a enamorarme de este sitio tan nuestro que me debe todavía un deseo.

Ahora que los dragones desvelaron nuestro secreto, no deberías de vivir sin conocer su magia 😉

San Juan en San Juan

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